La entrada comienza con una famosa frase que Napoleón le dice a sus soldados mientras contemplan las Pirámides de Gizeh durante la invasión francesa a Egipto en 1798. La versión completa reza: "¡¡Mirad Franceses!! Siglos de historia os contemplan".
Otro francés, (esta vez historiador) Lucien Febvre, titulaba una obra suya allá por 1938; "Combats pour l'Histoire" (Combates por la Historia). En ese libro apologético a más no poder, Febvre se hallaba en la necesidad de fundamentar porqué la Historia, para que sirve, porque es científicamente válida, porque su conocimiento puede ser peligroso en manos equivocadas, etc. Los años le demostrarían la razón cuando comenzara la Segunda Guerra Mundial y la historia después de eso sería otra cosa.
Si fuera por mi etapa pre-universitaria, la historia no habría sido mi elección. Tenía aptitudes (aún las tengo) para la Química, la Biología y si me esforzaba un cacho, capaz que Física. Pero entonces ¿Porqué la Historia? ¿Qué me pasó? Bueno me pasó que yo al terminar la secundaria tenía graves quilombos internos. Por alguna extraña razón, mi padre siempre suele regañarme con que mi tío y otros conocidos me ofrecían la oportunidad de irme al carajo a estudiar. Pero lo cierto, mal le pese a él y a los demás, es que nunca nadie formalizó una oferta (cosa que mi memoria grabaría a fuego), sino que todos lo dijeron al aire; como si uno pudiera captar grandes intenciones en frases leves.
El hecho es que terminé estudiando un oficio. Me recibí de Chef Profesional a los 20 años, y aunque tenía (y tengo mano) para la cocina, nunca se me dió por ejercer, salvo unos pocos meses luego de egresado donde experimenté la explotación dentro del oficio. En cocina se labura mucho, mucho tiempo hasta que sentís que tu trabajo se aprecia... El "mientras tanto" no se puede transmitir, hay que pasarlo, no queda otra.
Las clases de cocina eran tres veces a la semana, así que me quedaba tiempo para otra de mis grandes pasiones: leer. Fueron esas lecturas las que me llevaron a tomar un gusto por la historia. Y como me había sobrado un volante de la secundaria donde se mostraban las carreras, veía alguna carrera corta que me gustara. Y ¡¡abracadabra!! la "carrera de Licenciatura en Historia. 4 años". Perfecto dije. Que inocente de mi parte también.
Comencé la carrera con mucho (muchísimo) entusiasmo. Pero creo que la Universidad Nacional de Salta me liquidó cualquier expectativa en unos meses. Guarda, no todo fue malo. La facu me dio el roce social que había perdido en los últimos años en el curso anterior, y gracias a ella también uno tuvo sus experiencias no-académicas necesarias, caso las fiestas, congresos, y novias (ya veía algún desprevenido que me notaba "virgo" jaja). Sin embargo, luego de 4 años y medio de cursado (un flash, un nerd, un bocho lalala) me quedé con un asco profundo de tener más clases o hacer más prácticos. Si bien no estudié el profesorado tengo pasta de docente, pero hacer trabajos prácticos es aborrecible. A mi modo de ver no es la mejor manera de trasladar el conocimiento. Pero "la Academia" piensa distinto y la tiene más grande.
Lo cierto es que ahora a poco tiempo de recibirme, estoy bastante satisfecho con mi carrera. Lo mejor sin duda es que una carrera que hace pensar, abre cabezas, ejercita la mente y además necesita renovarse; en práctica y enseñanza urgentemente, sino seguirá siendo una carrera menospreciada, llena de prejuicios (desde el "no vas a ganar un mango" hasta el "que aburrido que es eso"), y obsoleta para el quehacer cotidiano.
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