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miércoles, 21 de mayo de 2014

4 de Copas

La acepción "es un cuatro de copas más" hace referencia a que algo o alguien no tiene mucho valor o resulta de poca monta, en clara analogía al valor de un 4 de copas en ese clásico juego de cartas nacido por estas latitudes: el Truco.

Como siempre mis entradas terminan referencialmente desviadas a otros recónditos lugares del pensamiento, aplicando esas locuras matemáticas que implica la "Teoría del Caos" con ese fantástico enunciado que reza: "Mientras una mariposa aletea en China, hay un tornado en San Francisco". Pero por más absurdo que parezca, pónganse a pensar la cantidad de veces que en charlas con amigos empezaron hablando de la inflación y los precios y terminaron en la calesita que frecuentaban de chicos.

Pero acá hago la gran "Caos" y voy a retomar otro episodio de mis memorias relacionada con este gran evento deportivo próximo como lo es el Mundial de Fútbol. Ante todo, esta sería una entrada para los aficionados a tal deporte, o para aquél que no lo es lo vea como otro capítulo de mis vivencias y aprenda algo más o, quien te dice, inicie una afición a tal deporte. Lo bueno es que este nunca discriminó si los aficionados o sus practicantes debían ser varones o mujeres. Por lo pronto, la cuestión de género merece otro post.

El primer Mundial del que tengo memoria es el de Estados Unidos 1994. En una entrada anterior rememoré algo de esas épocas de niño. Extrañamente cuando llega un Mundial algo más o menos relevante me sucede, y ese año en particular no sería la excepción. Mientras el Mundial se desarrollaba yo estaba en 2do. grado y recuerdo gráficamente la victoria de Argentina contra Grecia una mañana que faltamos a la escuela para verlo en casa, y pude disfrutar con mi madre la victoria 4 a 0. Imposible olvidar ese golazo de Maradona que luego recorrería el mundo con él gritando a la cámara en ese desenfrenado festejo. También esa tarde con la amarga derrota ante Rumania. Pero, he aquí que luego de eso comenzaría otro de los grandes tópicos que me hicieron quien soy (y que seguramente tendrá entradas propias): mis viajes. La final entre Brasil e Italia la vería una fría tarde en Bariloche.

Luego vendría el Mundial '98 en Francia que vería casi completo salvo los partidos disputados por la mañana, tiempo que le pertenecía a la escuela. No puedo olvidar la impresión que me causó el equipo francés campeón de ese torneo, yendo de menor a mayor y jugando un gran partido en la final con Brasil. También cada Mundial que me tocó ver significaba adquirir una nueva dimensión acerca de lo que el fútbol representaba. En este caso adquirí conciencia de la presión y la expectativa que genera cuando el último partido de grupo que jugábamos con Croacia, era por la mañana y los directivos de la Escuela se vieron obligados a habilitar el enorme salón de actos para poner un televisor y dejar que veamos ese encuentro.

El Mundial 2002 sería el mundial con mis amigos y yo en la secundaria, lugar que al que no recuerdo gratamente. Horarios chotos de madrugada de los que recuerdo el primer partido contra Nigeria, en cama, dándole al escabeo con mis amigos, o luego viendo como Argentina pecheaba con los ingleses y después con Suecia y nos iríamos en primera ronda. Con este me di cuenta de las esperanzas que pone la gente de este país en el evento, en momentos de una grave crisis económica y con los ánimos muy caídos. Esa final la escucharía por radio mientras estábamos de campamento en algún monte detrás de Vaqueros. El Mundial siguiente con horarios más permeables sería el de 2006 al que llegaríamos con otro gran equipo que fue creciendo pero se encontró con un verdugo como lo era Alemania, ese sería el año en el que conseguiría mi primer título profesional: Chef.

El Mundial 2010 llegaría con ese Messi al que todos esperábamos pero que se acható con el correr de los partidos y terminamos perdiendo de nuevo con Alemania, en un partido donde nos dieron para que tengamos. Ese sería el Mundial de Maradona como DT y de Jonás Gutiérrez como lateral derecho (desastroso). Y sería el mundial en el que me daría cuenta la dimensión que tiene el evento para cada jugador convocado, para las expectativas de la gente, la preparación y (posta!) la gran lotería que significa ganar este campeonato; donde no triunfa el combinado con mejor juego o mejores jugadores (salvo Brasil '70 o Sudáfrica 2010), sino aquél que aprovecha mejor sus virtudes, le suma convencimiento y, en algunas ocasiones, un jugador que llega o encuentra su punto máximo de rendimiento mientras se desarrolla el torneo. Ah! sería el año que disfrutaría mi último y mejor noviazgo.

El post se hizo algo largo pero bueno son cinco mundiales y veinte años de vida, no jodan, la síntesis no termina siendo tan mala. Y como ya saben, me dedico a la historia, así que investigué mucho sobre este tema que veremos desarrollado desde otro punto de vista en alguna entrada especial. Vamos Argentina!

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