Hoy, 1° de noviembre, Día de Todos los Santos, no me parece más adecuado el título de la entrada... Y las múltiples referencias acerca de ello.
Ayer fue 31 de octubre y me tocó un auténtico Halloween emocional. Un amigo se queda sin laburo, a mi vieja le posponen una operación por una boludez y a mi me acechan los fantasmas... Ah! y River se queda fuera de la Libertadores por una actuación verdaderamente fantasmagórica.
Luego de una noche que por azar no terminó en las mieses del insomnio hoy me levanté coreando con mis Gasparines... Como ayer también. La maquinación fue suficiente para unir todo tipo de referencias y experiencias como para que hoy pueda escribir aquí y darle una lustradita al blog que tenía abandonado.
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Who you're gonna call♪♫ |
"Mejor quedarse quieto y esperar.
Por favor perdona mi actitud.?
En caída libre, no soy libre
Nubazón, nubazón...?
pasará.?
La hondonada nos dejó sin caricias
y varias noches sin poder dormir
Fatalismo inútil.?
Ignorar temores.
Me muero por creer que es posible...
Seamos amigos.?
O la vida sentirá aún mas frío.
Y el fantasma no podrá dormir."
Los peores fantasmas son los de la mente. Cuando busco en el Diccionario de la Lengua Española por la palabra... Y en sus primeras dos acepciones dice:
- Imagen de un objeto que queda impresa en la fantasía.
- Visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación.
Las imágenes o aquéllas impresiones que nos quedan de las cosas, de las personas, de los hechos, de la vida. Eso es lo que nos espanta, no una imagen de un muerto que sólo sirve para currar con malas pelis de terror.
Anoche era presa de esos fantasmas. Como en esa peli de Bill Murray de los '80 "Los Fantasmas de Navidad" (Scrooged su título en inglés). Un tipo avaro y fanfarrón al que una noche preso en un super se ve atrapado en otra dimensión siendo acosado por tres fantasmas que representan su pasado, su presente y el porvenir... De la que no saldrá indemne.
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Buena peli |
Mi mente, me castiga y posiblemente sea el karma de esta vida. A veces creo que tengo facilidad para asimilar lo bueno y salir adelante, rápidamente aprendo y aplico lo que me enseñaron. Pero lo malo se queda, se repite, resuena como un eco cavernoso en las llagas de la mente. Soslaya como un desierto pegado al mar, me hace imaginar cosas que tendría que haber dicho, pero hablo con eso con fantasmas.
Ayer, cuando tuve la oportunidad, tendría que haber dicho todo... Al menos si esas son las formas que conozco para alcanzar la paz, no tendría que haberme quedado con cosas, porque si algo sé es que las oportunidades con la gente a mi siempre me fueron complicadas. Eso en un día contextualmente complicado gestaron un hermoso Gasparín que empieza a pulular por recovecos, agazapado, esperando que el trajín de los días se calme y ataque con la mente baja de guardia... y se haga dueño de la noche.
Sigo escuchando a Gustavo y hoy también otro pensamiento ronda en la mente, la posibilidad de que sea tiempo de merecer otra cosa. Tiempo de no colocarle sábanas blancas a muebles viejos. Creo que merezco que alguien llegue y no se convierta en un fantasma sino que me atraviese con su entidad y me deje seco sin nada más que dar.
Hasta tanto... A un fantasma se lo ahuyenta, dejándolo pasar.