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sábado, 14 de mayo de 2016

Orbitales

Aún recuerdo las clases de Física y Química en la secundaria... De las pocas. Uds. sabrán que una entrada anterior más o menos dio un panorama general de lo que las lagunas de la conciencia y el pasado mostraban en su reflejo.

Ecos del profesor del que ya no recuerdo el nombre, sólo apenas el rostro... Su semblante taciturno, calmado pero firme, buen docente. Nos dibujaba el esquema de un núcleo atómico, una redondela con varios círculos concéntricos: los orbitales; por donde viajan a distintas velocidades los electrones... las partículas de carga negativa. Mientras más cerca del núcleo, más velocidad tienen.

Velocidad, si esa relación tiempo y espacio... A mayor velocidad más distancia en menos tiempo... Esa de las que llaman inversamente proporcionales... la fórmula clásica... V=d/t

La vida también tiene orbitales y también velocidades distintas. A menor tiempo más cosas para hacer. Como las que me tocan ahora, acá, donde hace dos meses y horas no toco este espacio. Esos prolegómenos de principio de año con el viaje al parecer auguraban tiempos diferentes, maneras distintas, personas nuevas, y capaz... viejos hábitos.

Volver a personificar roles pasados, supuestamente desvanecidos, notar de nuevo la distancia, los afectos y las pasiones. Notar el cambio. En fórmulas muy complejas es el famoso "salto cuántico", el pasaje de un orbital a otro, el pasaje de una velocidad a otra... Cambiar el estado, así es... el ritmo es distinto y así uno contrasta a veces como el propio ego es el dañino, el que dice que las cosas me pasan a mi, el del tiempo que no fue aprovechado, el de la calma aparente y la tormenta profunda.

Ahora el tiempo fluye y las cosas tienen distintas velocidades. Ahora el tiempo es arena en las manos, discurre, se escapa de manera tan rápida que no deja tomarse. Se desvanece, desaparece, filtra, no es más.

Pedía ocuparme y ahora lo estoy. Pero siguen las rémoras, los lastres de lo que no pasó, de lo que no fue, de lo que pelea por ser, por entrar, por estar...

Lo único que pido es sólo llegue para eso, para salvarme y no perderme. Para recordarme que estoy y que no me fui, que no lo perdí.

Cruzar el charco, pasar el lodo, perder el lastre.

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