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lunes, 2 de marzo de 2015

Vox Populi

"En tiempos donde todos contra todos. En tiempos donde nadie escucha a nadie. En tiempos egoístas y mezquinos, habrá que declararse incompetente en todas las materias del mercado."

Fito Páez - "Al Lado del Camino"

Fito allá por 1999, estrenaba esta canción con la que promocionaba un lindo disco: "Abre".

Muchos dirán que en tiempos como estos donde reina una "revolución social", donde se volvieron a las raíces, donde se escucha a todos y no se critica a nadie, donde la dictadura y la libre expresión cunden todavía detrás de todo eso se esconde la realidad.
En un intento de retomar todas esas memorias que uno tiene en este arcón, uno tiene que simular. Simular no saber, simular no entender, simular no conocer. En pocas palabras, hacerse el re pelotudo, declararse incompetente en cualquier mercado... y almacén.

Hace unos años en la facultad mientras salía con mi ex, solía comentarme que luego de que se cayeran varios prejuicios propios y ajenos muchos creían que yo era un "chico de buena familia", es decir, un concheto. Un tipo que nunca había experimentado necesidades, que la había tenido siempre fácil, que seguramente manejaba un auto y me sobraba la plata, que con eso era suficiente para demostrar una conducta altanera y soberbia en las clases, donde me caracterizaba por opinar mucho y participar, a veces hasta contradiciendo a los profesores. Motivos reales o no, por lo que más de uno pensaba ¿Qué hacía en una universidad pública? Y yo muy lógicamente me preguntaba lo mismo sobre ellos al oír esas cosas.

Mi abuelo con el que de chico solíamos salir mucho, en sus tantas salidas siempre me llevaba a conocer los barrios bajos de la ciudad porque ahí es donde él conocía herreros, lateros, carpinteros, albañiles o tapiceros para luego llevarlos a sus obras o darles trabajo. Muchas veces salía con él a correr esas calles de tierra, jugar con esos chicos supuestamente en "harapos", en casas humildes pero donde había siempre una heladera surtida y una TV, aunque en verano se notaran todas las goteras que transformaban el piso en un lodazal.
Si, es cierto, no pasé necesidades de las llamadas "básicas insatisfechas". Por suerte no me ha faltado ni comida, ni vestimenta, ni techo. De todas maneras eso nunca me hizo pensar que ese chico en un barrio carenciado y yo en mi casa (que tampoco era una mansión) fuéramos diferentes... Que él no fuera a la escuela y yo si, que él no jugara al fútbol y yo si, que no intentara leer el manual de Lengua y yo si. Capaz él/ella no podía tener la misma ropa que yo o las mismas zapatillas, capaz tampoco el mismo mueble o la misma TV... ¿Pero es esto lo qué hace una diferencia entre nosotros? Si, la hace no por nosotros mismos sino por nuestra educación... La educación del Tener al del Ser. Soy lo que Tengo y si no lo tengo bueno debo conseguirlo... Inclusive si eso no puede ser real materialmente tengo que conseguirlo cagando a trompadas al cheto a la salida del boliche porque él lo tiene y yo no... Así como el cheto quisiera tener la vida sexual de los villeros, y tanta pelotudez que alguna vez he llegado a oír.

O sea yo debo crucificarme a mi mismo en aras de experimentar la ruda competencia en barrios bajos y hacerme "hombre" o mínimamente calificado para no caer en la bolsa del "niño rico". Ser nacional y popular... como dicen los militantes oficialistas, que dicho sea de paso hasta el día de hoy no conocí un condenado militante camporista o de Kolina o de Descamisados que no tuviera ciertas facilidades para militar; ya sea desde tiempo a ser dueños de emprendimientos o empresas, no deben ser todos pero no creo que sean pocos. Para militar se necesita tiempo y dinero, y este no viene de las arcas de políticos despreocupados y comprensivos sino de los propios bolsillos a los que no veo cara de haber sufrido muchas necesidades.

Zafando de la crítica política, la idea de esto es ir más allá. A la zona del prejuicio de clase que si existe porque yo o varios que se criaron en condiciones similares a las mías no pretendemos trabajar de albañil o carpintero ni vivir en casas de fastuo mobiliario pero que se lluevan por todos lados. Si, es así, es como el núcleo duro de la crianza el "tratar de no ser pobre" porque está claro que el pobre no lo quiere ser y el rico mucho menos ¿Pero eso está mal? ¿Está mal no aprovechar que uno no pasa ciertas necesidades para desarrollar toda la potencialidad que se puede volcar luego en beneficio comunitario? ¿No es justamente este modo de crianza muy poco comunitario el que impide compartir los alcances de los miembros que si pueden desarrollarse plenamente? ¿Creemos que la pobreza es sólo material? ¿No somos pobres de alma al mezquinar nuestras posibilidades?

Estas preguntas quedan para cada uno. Yo ya me las respondí, y creo que en mi certeza pude lograr algo para que lo mío no sea sólo mío, pero no creo que sea la respuesta satisfactoria para cada lector.

Paz

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