¿Alguna vez se preguntaron qué es lo que queda debajo de la alfombra? ¿O por qué últimamente uno se junta con amigos o sale a divertirse y trata de obviar esos sucesos de la vida cotidiana por qué piensa que no le suman nada al disfrute?
A veces es tan reiterativo y normal que uno va poco a poco viendo si disocia su vida de su disfrute o el disfrute es sólo una pausa, un instante, un "stand by" para luego volver a resurgir como un Ave Fénix de Las Pulgas.
Por ejemplo hace dos viernes, cuando me tocó ir a dejar papeles a una pequeña ciudad distante unos 30 km de donde vivo... Unos concursos docentes se habrían y en esta época del año donde uno la rema mal porque por las pocas horas le pagan el mínimo, intenta agarrar lo que venga y estaba la oportunidad.
Toda la semana había hecho preparativos: planificaciones, actualizar el CV, sacar fotocopias, malabares para almorzar medianamente bien y a tiempo, organizar las carpetas de acuerdo a los requisitos y el orden y ver la manera de en todo ese trayecto ahorrar unos pesos para el transporte, que va a ser sin duda, la parte más pesada por el tiempo.
Viernes a la mañana... dejando un CV virtual, después de desayunar. Ponerse a ordenar papeles y salir hacia el centro a la fotocopiadora habitual, pero antes tengo que pasar por la Facultad para retirar dos papeles que han estado durmiendo ahí toda la pandemia y que nunca me llegaron al correo. "Genial! Hoy me dejo la vida (y las monedas) en el bondi". Bajo del colectivo... "¿Me dejarán pasar? No vengo hace dos años por acá y dicen que tengo que tener el carnet vacunatorio completo, tengo una dosis y no me fui a dar la segunda... genio". Por suerte, sólo me toman a la temperatura y sin que me lo pidan me pongo alcohol en gel, "cosa de quedar como responsable y copado ja!". La Facultad es un hermoso edificio de ladrillo totalmente desierto, no hay nadie, "una buena" -me digo. Ahora a lidiar con la burocracia. Ventanilla. Hola buen día, busco estas resoluciones... Firulete 1: ¿No te llegaron por mail? -Una si, la otra no. Firulete 2: ¿No te alcanza con eso? -La verdad, mientras pueda tener el papel mejor, gracias. Firuletes 3, 4 y 5. "Creo que voy a tener que sacar la Carta Magic: '¿Por casualidad Stella Maris no sigue siendo la directora acá?". Magia. Fue instantáneo; cambio de semblante, disposición y buena onda, copia y sellado al momento, trámite finiquitado. "Bueno muchacho, mundo 1.1 terminado, hora de ir al centro a sacar copias". En el bondi, me digo que esta noche pese a quedarme sin un peso me voy a tomar aunque sea una pinta. Ya que había andado por la facu, donde trabaja JJ me pregunto si no tendrá ganas de unas pintas a la noche. Y así fue, mensajito y también super dispuesto y libre, "al menos vamos a terminar bien el día". Llegar y notar que pese a que no haya mucha gente en la cola del negocio, va lento. Me digo a mi mismo: "menos mal, así no pierdo tanto tiempo". Me sale más caro de lo esperado, no tengo efectivo, pago por transferencia (si no fuera por el COVID hoy muchos negocios seguirían enojándose por no poder pagar con plata, la tecnología no muerde). Me retiro, derecho a la parada de colectivo.
El trayecto de caminar por el centro de un lado al otro tal vez sea lo más divertido... Ver a la gente con sus caras lánguidas o resplandecientes; tullidas o limadas por el sol que abrasa el mediodía, ensimismadas con sus celulares, tapadas con auriculares, vestidas para la ocasión... atractivas o repelentes... La Comedia Humana como diría Balzac. Llego a la parada del colectivo... Observo que hay un tipo con algún problema mental, vestido en harapos, sucio y desprolijo (no por vos Pappo) el dueño de un local en alquiler que antes solía ser sucursal de una prepaga, en la puerta, intentando ahuyentarlo... Mirándolo amenazadoramente. Será ese espejo en el que uno nunca quiere verse, ultrajado por las circunstancias... Siempre pienso que el rechazo a una criatura que reparte bijouterie o estampitas en un café, o un loco en la puerta de un local provoca rechazo pero no por su pobreza sino por su aspecto, por la decadencia y el descuido de sus ropas, por el polvo en cara y la suciedad del cabello... Por estar más cerca de estar muerto que de derrochar vida, yo creo que eso causa rechazo. Por eso durante mucho tiempo y, en especial, en los tiempos en que Cristo predicaba hacía hincapié en la misericordia y la caridad... En parte porque vivía bajo la égida de Roma, donde el fasto y la materialidad se habían convertido en los valores supremos, y el ante tanta apariencia ponía algo de corazón. Podría decirse que hoy tenemos la misma tónica, pero no hay Cristo.
Subo al colectivo. Destino: casa. Asiento: los de atrás siempre. Lectura: "Sinuhé, el Egipcio" de Mika Waltari; las desventuras de un inquieto médico egipcio junto a su astuto y fiel esclavo tuerto. Una lectura que encontré sumamente rica ya que está repleta de pasajes que exudan muchísima sabiduría, al parecer escritas por alguien que ha vivido demasiado y que no quiere quedárselo para él solamente.
Llego a casa. Tengo dos horas para almorzar, acomodar los últimos papeles y tomar los dos colectivos que me lleven a esa escuela. Dos horarios distintos; uno por la tarde y otro cayendo la noche. Tengo tres juegos de todos y tantos más en caso de ser necesarias las certificaciones. Reviso y me doy cuenta que faltan copias ¡Que los remil parió! Mensaje a la fotocopiadora, se quedaron ahí; en la bandeja de la máquina, ergo, no me las habían entregado. ¿Qué hago? significaría llegar tarde a un turno, tomarme dos colectivos extra más. ¿Puede pasar a recogerlos alguien? -Pregunto, - Si no hay problema, a tu nombre los retiran después de las 16. JAJA! "Y ahora quién podrá defenderme", pero en mi universo los chapulines no salen detrás de las paredes o debajo del suelo. Son los momentos en los que sé que no cuento con casi nadie, ni amigos, ni familia... es viernes al mediodía ¡qué hago! Y buah me queda mensajear a J. para decirle si puede pasar a buscar las copias a las 16... Me dice que le caen los hijos de otro amigo para que los cuide mientras él hace trámites, pero que si puede pasa y las retira. Después de él no hay nadie más. Que sea lo que tenga que ser.
Papeles ordenados, hora de almorzar. Algo de música... "hoy va a ser un día largo". Necesito tomar ese colectivo a las 15 como tarde. El inconveniente de las copias me quitó tiempo. Membreto los sobres, me sale mal uno, un par de minutos más. -Son las 15... ¡Tengo que salir ya!. Salgo miro el cielo desde casa, para la zona está densamente nublado... Nubes abarrotadas y grisáceas, prestas a descargar toda el agua del verano en la tierra de los cantores y poetas juajua. Primer bondi, viaje tranquilo pero sube un montón de gente. -Garrón! se va a demorar. Cercana la mitad de ese viaje, sube una morocha linda, con barbijo suelto, pelo recogido, viste muy simple, sin tatuajes a la vista, tampoco piercings de más, apenas los acostumbrados en las orejas, no lleva uñas de manos o pies pintadas... Me digo a mi mismo, que eso es extremadamente raro, y por lo tanto es directamente proporcional a su atractivo. -Mierda, lo único que necesito es tu nombre, pero el bondi está hasta las manos y yo tengo apuro. Cuando el colectivo se vació un poco, se sienta y deja ver dos tatuajes muy discretos en la nuca y el codo derecho. -Ajá! lo sabía, no te llama ponerte un dragón en la espalda porque no te va llamar la atención ni hacer alharaca... Amores de bondi, que va a hacer.
Me bajo en la parada para el bondi metropolitano, segunda parada del recorrido de vuelta así puedo conseguir asiento. Subo. Le pregunto al chofer cuanto tardará en llegar. "Una hora" -Ufa! creo que llego con lo justo. Me siento acomodo la mochila, reviso los papeles, todo bien. Viaje con algo de lectura y después se larga a llover, saliendo de la ciudad, se sube una chica conocida... Ah mirá vos es A. una colega, fue compañera de trabajo hace unos años cuando me tocó trabajar en un terciario virtual por 6 meses, no quedé porque es de esos lugares donde va y viene gente, aunque la experiencia al menos para mi fue muy enriquecedora. Se sienta varios asientos adelante, -¿Me habrá visto?. Tsss, seguro también va a la escuela a inscribirse. Me concentro en otra cosa, disfruto el viaje, el paisaje y el viento en la cara, mensajito: foto de las copias que me manda J., "Hoy Dios me quiere" -Digo. Salgo del sopor cuando veo que llegamos al pueblo y me levanto, me topo con A. y me saluda como si fuéramos amigos y se pone a charlar. Digo para mis adentros "No es la primera vez que te cruzo por la calle, evidentemente tenés esa cuestión entre señorita de París o sos así. En fin, si sale de vos, mejor". Charlamos un par de cosas más y me dice que se le rompió la sandalia, le digo que me voy a adelantar para llegar a la escuela. Llueve y esa garúa tenue le brinda un aspecto taciturno y melancólico a la tarde. La plaza central de un típico pueblo con iglesia, banco y edificios oficiales rodeándola. -No vengo acá hace años! La escuela queda a una cuadra hacia el sur de la plaza, pero el pavimento incluso termina a otras pocas cuadras, más adelante. Llego, me presento, me toman temperatura y me ponen alcohol. Es una oficina chica pasando la galería de entrada lateral. Es un edificio viejo que ha sido ampliado y la parte antigua está acordonada, por peligro de derrumbe y mantenimiento, son piezas grandes, con techo alto sostenido por vigas de madera y tejas cerámicas, un típico edificio de principios de siglo XX. Hay fila, y al parecer la cosa va muy despacio. A los pocos minutos llegan otras dos personas, "se nota que hace falta laburo" -Pienso. Llega A. con paraguas abierto y sandalia remachada con un pedazo de cordón o hilo grueso. A. es una mujer de baja estatura, un par de años menor, ya tiene bastante más trabajo que yo y ascendencia relacionada a la política, es bonita, de modales delicados y muy educada, pero antes de decir nada, está casada y desde hace unos años. -¿Qué tal A.? ¿Seguís felizmente casada? -¡¡¿¿Fielmente casada??!!, el barbijo hizo de las suyas. Me lo bajo y digo. -No, no, dije "felizmente". -Ah! Escuché otra cosa. Respondo: -Aunque eso ya no es problema mío. Risas. Retomamos la charla y me cuenta varias cosas, entre ellas la sorpresiva muerte de un ex-compañero de carrera, que me pega fuerte porque no lo veía hace años y si bien había entrado a estudiar ya grande, no era un hombre mayor de 55 años al momento. Apenas dos personas salen en 40 min. Anuncian que a las 18 se termina la inscripción para un profesorado y a las 19:30 comenzarán para el horario vespertino. "Bueno tendré que hacer boya acá hasta esa hora". A. aprovecha que hay una administrativa en una oficina brindando información y entra, al salir me despide y dice que sólo venía a saber como era la metodología de inscripción. Cuando se va saluda a H. otro colega que labura con A. y había llegado más tarde y no había alcanzado a notar su presencia. Con H. ya nos conocemos de más años y compartimos algunas noches y cervezas, nos acordamos de varias cosas, hablamos de trabajo y al menos hasta hacerse la hora, nos pusimos al día.
Caída la tarde, y luego de un tentempié, pudimos inscribirnos no sin zozobrar por la presentación lenta de cada certificado y papelucho para aseverar que uno se perfecciona, hace algún cursito o sigue capacitándose. Una secretaria que no para de llamar al rector porque parece que nunca hizo estos papeles. H. me pide que lo espere así el termina, y yo pido que el colectivo de vuelta no demore más de la cuenta porque haciendo el cálculo, voy a llegar pasadas las 21 a la ciudad y JJ me va a andar esperando en el bar.
Salimos con H. tomamos otro colectivo que también va a la ciudad pero hace un recorrido por un barrio del pueblo. "No hay diferencia son apenas 5 o 10 minutos más" - Comenta. Durante nuestra charla, me había contado que consiguió unas horas en ese terciario poco antes de que comenzara la pandemia y que era uno de los docentes de ahí y otro viejo profesor mío también, habían dejado unas horas en el lugar. En el camino, rogábamos que la resolución que había salido a comienzos del mes desde el Ministerio y que básicamente mantenía en sus cargos a quiénes habían empezado o conseguido horas durante la pandemia, pese a las muchas licencias, titularizaciones y demás, en el secundario ya había causado fuerte descontento entre la docencia, y esperábamos que no afectara los concursos terciarios.
Llegado a la ciudad, entrada la noche ya, las avenidas de la zona sur estaban abarrotadas, nos demorábamos y encima se hacía tarde, me entraba a poner ansioso por JJ que me mandaba mensajes diciéndome que había llegado y se había tomado la primera cerveza. La causa del lío era que dos clubes de fútbol locales jugaban un amistoso y veíamos a los camiones llenos de hinchas pasar hacia el estadio "Que los parió! Que fortuna que tengo eh". Con todo, puedo llegar a bajarme en el parque céntrico y caminar las escasas dos cuadras que lo separan del bar.
Nos encontramos con JJ después de varios meses, y le advierto que llevaba apenas el dinero justo para pagarme una pinta y nada más. -No te hagas problemas Agus, yo pago hoy.
La noche terminó en una charla linda llena de sorpresas, novedades y cerveza, una recompensa merecida después de un trajín tremendo que cuando venía ya durmiéndome podía rememorar.
No hizo falta darse mucha vuelta porque caí desfallecido al instante al poner mi cara sobre el almohada. Había visto más gente y recorrido más camino ese día que en todo un mes jaja pero lo único que tenía en mi cabeza era la satisfacción de poder haber terminado todo o al menos gran parte, ese día.
Así son muchos días, los que uno no cuenta, ya sea porque no haya un buen interlocutor, porque no siente que haya oídos dispuestos o porque no surge... Al otro día veo a un amigo de años y años, pero con él no surgen estas charlas, solo comer y ver alguna serie o hablar boludeces.
A veces digo que la humildad no pasa por callarse o vestirse sencillo sino por no andar haciendo alarde de los avatares y desventuras diarias, ya sea en el éxito o en la desgracia, en el cansancio o la plenitud. No publiqué o publicité en redes ni siquiera una foto de las pintas de cerveza que me tomé o de las risas con JJ en el bar... Posiblemente porque si uno se concentra en ser feliz, poco importa quien más lo sepa... Pese a que me tienen por agresivo o quejoso, es sólo el personaje que por redes intenta cuestionar los andrajosos y retrógrados andamios morales con los que mucha gente aparenta ser lo que no es.
Como corolario dejo un tema que siempre asocié a este tipo de días, por más que la letra hable de algo más sencillo, es ese aire desgarbado y humano, sumado a esa impronta urbana y en recitado honesto y frontal lo que me llega:
Aun así diría un amigo: "La felicidad nunca es completa".
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